Mi primera intención era hacer un post sobre la bochornosa campaña electoral de los partidos políticos españoles para los comicios europeos. En éstas estaba el viernes cuando en la contraportada de El País me encontré con que Millás ya había dicho todo lo que yo hubiera querido decir, y mejor de lo que yo jamás podría haberlo escrito. Así que mi entrada fallida se va directamente a la papelera de reciclaje, y sin complejos me copio íntegramente una columna que suscribo de principio a fin:
"Qué dilema, Dios, el del contribuyente. O va a las urnas y da por buena una campaña que ha competido en zafiedad, incultura y mal gusto con los programas más tirados de la tele, o no va y permite que cada uno lea su abstención como le convenga. También puede ir y votar en blanco, pero tiene uno la impresión de que ese voto es una respuesta floja, inane, a la agresión intelectual de que hemos sido víctimas durante las dos últimas semanas. Se dice pronto: 15 días con sus telediarios, con sus mítines, con sus horas de radio, con sus cuñas publicitarias, con sus decenas de titulares periodísticos, de editoriales, de tertulias, sin que en medio de toda esa palabrería (que ha costado una pasta) apareciera una sola idea. De haberla visto, habríamos corrido tras ella para atraparla o para que nos atrapara. El pensamiento es una conquista dura, una escalada. Y nada garantiza, por alto que hayas llegado, que no puedas precipitarte de nuevo en la barbarie. Que un país con la historia de Italia vote a Berlusconi debería hacernos reflexionar. El mal está ahí, a la vuelta de la esquina. Y se puede caer más bajo todavía, no hay límites en el descenso a los infiernos, en la decadencia política, en el declive cultural.
Pues ya decimos, ni una idea en toda la campaña, ni un pensamiento organizado, nada. Unos por vocación, otros por torpeza, todos se han aplicado a la tarea de evitar la creación de un escenario donde fuera posible el trabajo del encéfalo. Da pánico asomarse al campo de batalla. Yo votaré, claro, pero al borde del desaliento, quizá por cobardía, por aquello del mal menor, pero también porque en la abstención percibo a veces cierta suficiencia, cierto sentimiento de superioridad que no comparto. Ahora bien, al día siguiente de las elecciones habría que hacer algo, porque esta mierda no puede continuar así."
Si después de leer el artículo a algún irreductible demócrata todavía le interesa algo lo que pueda pasar el domingo, añado a continuación el sondeo realizado entre 12 sufridos seguidores de Esta Tecla es Mía con un margen de error (me temo) del 100x100. La pregunta era ¿Quién ganará las elecciones europeas?
- Partido Socialista Obrero Español 50% de los votos (6)
- Partido Popular 25% de los votos (3)
- Otros 25% de los votos (3)
"Qué dilema, Dios, el del contribuyente. O va a las urnas y da por buena una campaña que ha competido en zafiedad, incultura y mal gusto con los programas más tirados de la tele, o no va y permite que cada uno lea su abstención como le convenga. También puede ir y votar en blanco, pero tiene uno la impresión de que ese voto es una respuesta floja, inane, a la agresión intelectual de que hemos sido víctimas durante las dos últimas semanas. Se dice pronto: 15 días con sus telediarios, con sus mítines, con sus horas de radio, con sus cuñas publicitarias, con sus decenas de titulares periodísticos, de editoriales, de tertulias, sin que en medio de toda esa palabrería (que ha costado una pasta) apareciera una sola idea. De haberla visto, habríamos corrido tras ella para atraparla o para que nos atrapara. El pensamiento es una conquista dura, una escalada. Y nada garantiza, por alto que hayas llegado, que no puedas precipitarte de nuevo en la barbarie. Que un país con la historia de Italia vote a Berlusconi debería hacernos reflexionar. El mal está ahí, a la vuelta de la esquina. Y se puede caer más bajo todavía, no hay límites en el descenso a los infiernos, en la decadencia política, en el declive cultural.
Pues ya decimos, ni una idea en toda la campaña, ni un pensamiento organizado, nada. Unos por vocación, otros por torpeza, todos se han aplicado a la tarea de evitar la creación de un escenario donde fuera posible el trabajo del encéfalo. Da pánico asomarse al campo de batalla. Yo votaré, claro, pero al borde del desaliento, quizá por cobardía, por aquello del mal menor, pero también porque en la abstención percibo a veces cierta suficiencia, cierto sentimiento de superioridad que no comparto. Ahora bien, al día siguiente de las elecciones habría que hacer algo, porque esta mierda no puede continuar así."
Si después de leer el artículo a algún irreductible demócrata todavía le interesa algo lo que pueda pasar el domingo, añado a continuación el sondeo realizado entre 12 sufridos seguidores de Esta Tecla es Mía con un margen de error (me temo) del 100x100. La pregunta era ¿Quién ganará las elecciones europeas?
- Partido Socialista Obrero Español 50% de los votos (6)
- Partido Popular 25% de los votos (3)
- Otros 25% de los votos (3)
Grande, Suso.
ResponderEliminarGrande, Millás.
;o)
respuesta floja el voto en blanco???
ResponderEliminarpara nada!
no ir a votar sí que es de flojos!
el anónimo este soy yo, carlos!
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