Defecar es uno de los pocos placeres terrenales que no está catalogado como pecado por la gran secta alucinógena que pasTorea el VaticAno, gracias a Dios. Tapa levantada para defecar todo lo que nos plazca mientras no nos caguemos en Dios. Lamento esta contundencia e incontinencia digital pero ni Dios ha conseguido que abdicara de la sentida Fe antirreligiosa que profeso. Me extraña que los capataces del rebaño católico, apostólico y romano no hayan metido mano todavía en este asunto; tal vez se deba a que para hacer aguas mayores no es preciso usar el preservativo. A Dios pongo por testigo que profundizaré en este particular durante mi próxima evacuación. Por cierto, siempre me ha sorprendido la asimilación de los creyentes al rebaño, pues no conozco bicho más asustadizo que las ovejas, ni animal más apropiado para adormecerlas que el que se sube al púlpito.
Estas escatológicas reflexiones y desvaríos vienen a cuento de que este viernes, Enric González y Juan José Millás, dos de los mejores escritores de El País y que no tienen parangón en todo El Mundo, han tratado en sus columnas la misma mierda. Literalmente, sus escritos han versado sobre las heces. González hace una particular interpretación de Freud identificando el excremento con el dinero. Es la explicación más lógica que le encuentra a que en el programa Supervivientes de Telecinco todas las conversaciones giren en torno a las veces que han defecado. Millás, en un arrebato místico, afirma que mientras echaba la siesta los dioses le revelaron que "el sentido de la vida del hombre era la producción de caca". "Los dioses -continúa el maestro- lo único que esperan de nosotros es que vayamos al baño con regularidad". Tenemos el cielo ganado. Si es que el que no hace feliz a su dios es porque no quiere, o por falta de fibra.
Estas escatológicas reflexiones y desvaríos vienen a cuento de que este viernes, Enric González y Juan José Millás, dos de los mejores escritores de El País y que no tienen parangón en todo El Mundo, han tratado en sus columnas la misma mierda. Literalmente, sus escritos han versado sobre las heces. González hace una particular interpretación de Freud identificando el excremento con el dinero. Es la explicación más lógica que le encuentra a que en el programa Supervivientes de Telecinco todas las conversaciones giren en torno a las veces que han defecado. Millás, en un arrebato místico, afirma que mientras echaba la siesta los dioses le revelaron que "el sentido de la vida del hombre era la producción de caca". "Los dioses -continúa el maestro- lo único que esperan de nosotros es que vayamos al baño con regularidad". Tenemos el cielo ganado. Si es que el que no hace feliz a su dios es porque no quiere, o por falta de fibra.